Scania presentó en Europa un motor impulsado por Etanol
En los últimos años y tal como lo venimos mostrando en la web, los fabricantes vienen experimentando con diversos tipos de combustibles alternativos al diésel -destinados especialmente al transporte de cargas-, como el gas licuado o GNC/GNV o la electricidad, que probablemente, sea a mediano o largo plazo, la solución definitiva frente a las exigentes normativas de emisiones y los objetivos de sustentabilidad. Pero, como transición, Scania está probando otro combustible: el etanol.
Muy popular en países como Brasil –vale recordar que la mayoría de los vehículos nafteros que se venden allí son del tipo Flex, que pueden funcionar indistintamente con nafta o etanol-, en el caso del desarrollo de la marca sueca, es bio-etanol ED95, producido a partir de la caña de azúcar.
En el párrafo anterior mencionamos a los impulsores nafteros, pero ¿cómo se adapta un propulsor diésel a este combustible? Tomando como base el motor DC13-157 de seis cilindros en línea, Scania reemplazó el sistema de inyección con componentes más resistentes para soportar la corrosividad del alcohol, reforzó los pistones para aumentar la compresión y especialmente, trabajó en el sistema de ignición ya que como se sabe, el etanol no puede encenderse por compresión como sucede con el diésel, ya que requiere el uso de bujías convencionales como en un motor naftero. Ahí entra en juego la diferencia del ED95 frente al etanol “normal”: este combustible está constituido por 95% de etanol y un 5% de un aditivo especial que permite que la mezcla pueda entrar en combustión por compresión como en un diésel.
De esta manera, utilizando etanol el motor DC13 reduce las emisiones de CO2 en un 90%, muy por debajo del límite que impone la actual normativa Euro VI que rige en Europa. Todo esto sin resignar potencia ni rendimiento: desarrolla 410 CV y 218,4 kgm de torque, valores similares al diésel. Tampoco supone un sobrecosto en términos de mantenimiento: el cambio de aceite se realiza cada 45.000 kilómetros y la limpieza del cuerpo de inyección se lleva a cabo cada 90.000 kilómetros.
Su utilización ya es perfectamente viable en el Viejo Continente: todos los países que integran la Comunidad Europea tienen disponible el etanol ED95 como combustible y gracias a su baja contaminación, los camiones podrán ser utilizados en áreas urbanas que cuentan con restricciones de circulación para vehículos diésel.