Amor por el camión: transportistas contaron las historias que los unen a sus camiones Iveco
El 14 de febrero, Día de los Enamorados o de San Valentín es una fecha muy especial para quienes celebran con sus parejas. Sin embargo, para los transportistas, sus camiones no son sólo vehículos o simples herramientas de trabajo, sino que poseen un vínculo emocional con ellos, donde la confianza, el rendimiento y el acompañamiento a lo largo de miles y miles de kilómetros forman una relación muy fuerte. Iveco quiso homenajearlos relatando las historias que unen a los choferes con sus unidades, prácticamente su segundo hogar y sus fieles compañeros de ruta.
Si hablamos de amor incondicional es imposible dejar de lado la historia de Damaris Bär, nacida y criada entre familia de camioneros. Oriunda de la localidad de Leandro N. Alem y viviendo actualmente en Posadas, Damaris trabaja para Transporte Don Eugenio trasladando contenedores desde Misiones a todo el país y cuenta que su pasión por Iveco comenzó cuando a sus 24 años realizó su primer viaje en solitario arriba de un Stralis 380, marcando su vida para siempre. «Lo miro y es como ver al amor de mi vida. Pocas personas pueden mirar a un camión de la forma que yo lo hago. Me tiene tan enamorada que le digo ‘mi bebecito’», expresó Damaris. Ella comenta que este sentimiento tiene razón de ser por la seguridad que brindan las unidades en ruta, sumado a su mecánica y mantenimiento sencillo y estratégico. «Si le realizas el mantenimiento adecuado y le das cariño va a andar de maravilla, es fiel», destacó.
Para Bär es más que un vehículo, es su gran amigo. Incluso ha llegado a recomendar la marca a otros colegas, quienes conocen su afecto por Iveco. «Cuando me preguntan por el funcionamiento de mi camión siempre les digo que además de su lealtad y comportamiento en ruta, sus repuestos se consiguen en todo el país», manifestó.
Con enfoque en la innovación, la sostenibilidad y la satisfacción del cliente, la marca apuesta a seguir construyendo un futuro donde el amor por la conducción y la excelencia en el trabajo continúen creciendo. «Conocemos la pasión de nuestros clientes por nuestros vehículos y nos llena de orgullo. Estas demostraciones de afecto indican que seguimos trabajando por el camino correcto, junto a nuestros clientes, en virtud de brindar soluciones a sus necesidades estén donde estén», afirmó Francisco Spasaro, Director de Ventas y Marketing de Iveco Argentina.
Las historias recopiladas por la marca son muchas más y también se destacan aquellas en las que el amor por su camión y herramienta de trabajo los llevó a tatuarse su Iveco.
Este es el caso de Hernán Vidaurre, transportista de la empresa La Sevillanita, oriunda de Tucumán, que realiza envíos de paquetería a Buenos Aires, quien decidió tatuarse su camión en el brazo tras 11 años de conducción. «Hace 11 años que manejo un Stralis HD 380, soy fanático de este camión porque lo conozco al detalle y nunca me dejó tirado en la ruta, por eso desde hace 5 años que lo tengo tatuado», relató Vidaurre quien confesó que intentaron darle un camión nuevo pero él se negó. «Me han ofrecido unidades más nuevas pero dije que no, no lo dejo por nada», remarcó. Pero eso no es todo, Hernán contó otra intimidad: «Amo tanto a mi camioncito que para referirme a él le digo ‘Mi Rey’», expresó entre risas.
Otro apasionado es Jorge Aguirre, chofer del Expreso Rivadavia quien siempre condujo camiones Iveco. En su caso, tomó la decisión de llevar el Cursor 330 en la piel. «El camión en su totalidad es hermoso. Tatuármelo es tener un recuerdo para toda la vida del camión con el que salgo a la ruta desde hace 9 años y que es mi segunda casa, convivo con él todos los días», afirmó Jorge. Como todo hogar la comodidad y el confort es fundamental, más aún para viajes largos como los que realiza Aguirre. «Valoro mucho el interior por su confort, tenes todas las comodidades necesarias para descansar correctamente y seguir viaje al día siguiente», sostuvo. Hoy en día, Jorge atestigua que nunca tuvo inconvenientes en los más de 1.200 kilómetros que recorre diariamente. «Uno viaja tranquilo porque sabe que sea el lugar que sea, vas y volvés sin problemas», señaló.